viernes, 13 de diciembre de 2013

La importancia de la percepción en el desarrollo de la bicicleta como medio de transporte

La percepción se puede definir como un proceso en el que las personas tienen acceso al conocimiento del mundo exterior a partir de lo que le comunican los sentidos. Es por lo tanto un proceso y como tal hay que entenderlo, como la búsqueda que lleva a la obtención y procesamiento de la información.

Es muy interesante la conversación entre una persona que no usa la bicicleta en la ciudad, que asegura que ir en bici es peligroso, y otra persona que si la usa habitualmente y su impresión es que no es para tanto. Una vez expresados los puntos de vista de cada uno, generalmente comienza una sucesión de intentos por ambas partes para intentar convencer al otro o para justificarse por su postura.

¿Quién tiene razón? Curiosamente los dos tienen razón.

El que no se atreve a usar la bicicleta se basa en percepciones normalmente sufridas (algunas veces incluso imaginadas) de la peligrosidad que pueda suponer conducir una bicicleta por las calles en las que se mueve habitualmente con otro modo de desplazamiento. Esa percepción que ha tenido al intentar usar la bicicleta o al usarla casualmente no podemos decir, los que usamos la bici de manera habitual, que es una percepción falsa, sólo porque nosotros la sintamos de manera diferente. Una percepción es una percepción y no es falsa o verdadera, es siempre verdadera, porque es lo que esa persona ha sentido y lo expresa como tal. Así que la persona que no usa la bici habitualmente siente que es peligroso por la ciudad y tiene razón.

El que usa la bicicleta de modo habitual sin embargo no lo siente igual. Está habituado a moverse entre el tráfico y lo hace de manera sencilla, relajada y muchas veces gratificante. Y también tiene razón. El problema viene cuando algunos (no les pasa a todos, sólo a algunos) no entienden que alguien pueda afirmar lo contrario que ellos. Viven en su mundo y piensan que todos deben sentir lo mismo que él.

Algunos de estos ciclistas habituales no recuerdan cual fue la percepción que tuvieron las primeras veces que intentaron circular en bicicleta por la ciudad. Esto es muy humano. Nos quedamos con la percepción última de un estímulo, es decir, con la última o últimas veces que hemos usado la bicicleta. Incluso si ese día ha sido nefasto porque ha coincidido que tres cafres le han puesto en riesgo, ese día su percepción cambia con respecto al día anterior y pasa a pensar que algo peligroso sí que puede ser, pero se consuela pensando que conoce los métodos de conducción segura y que eso ha sido una excepción. Sin embargo la percepción ha cambiado algo, es un hecho. Ese día estamos un poco más cerca del principiante y, a lo mejor, hasta conseguimos empatizar con él.

Pretendemos que un novato sienta nuestras mismas percepciones. Pero eso no puede ser, las cosas hay que sentirlas para interiorizarlas. Una percepción no basada en los cinco sentidos es lo que se llama una percepción extrasensorial, es decir, ciencia ficción.

Por lo tanto la percepción de un novato es una reacción debida a la inexperiencia. Está claro que si el tráfico, la vía, el resto de vehículos y el entorno es el mismo para el experto que para el novato, es sólo la actitud ante estos factores lo que cambia de uno a otro.

Somos seres emocionales, por eso priorizamos percepciones a datos. Los datos dicen que es seguro ir en bici en ciudad. Esto queda sobradamente demostrado en este magnífico artículo de Iván Villarrubia: http://www.enbicipormadrid.es/2013/11/ir-en-bici-nunca-fue-tan-seguro-ni-dio.html pero sin embargo nos aferramos inevitablemente a nuestras percepciones.

Cambiar la percepción

Por lo tanto, lo que debemos insistirle a alguien que nos argumenta que ir en bici es peligroso es decirle que tiene razón, que su percepción es correcta, pero que aprendiendo a circular de manera segura y responsable, esa percepción puede cambiar. Que nosotros somos un ejemplo de ello. Que el entorno es el mismo para él que para nosotros. Si es conductor de automóvil se le debe recordar como se sentía cuando comenzó a conducir coche y como se siente ahora, una vez es más experto. También se le puede recordar la percepción de inseguridad que sentía recién aprendió a montar en bicicleta y la que siente ahora, mucho más estable y sin pegar tantos bandazos. Ejemplos de cambio de percepción por acceso a la experiencia hay muchos.

Cambio de mentalidad

En cuanto a las campañas de entidades ciudadanas que simplemente animen a usar la bici sin explicar que hay que cambiar la mentalidad por medio de la práctica o el aprendizaje, pueden tener una repercusión limitada.

También serán más útiles las campañas institucionales que vayan en el mismo sentido, es decir, que vayan acompañadas de dicho cambio de mentalidad o, mejor aún, campañas institucionales que generen un cambio en el paradigma del transporte, disuadiendo del uso de los vehículos privados motorizados y contaminantes. Eliminada la causa que genera dicha percepción negativa, el abusivo uso y velocidad de los vehículos privados motorizados, se abrirá el camino al convencimiento particular sin mediación de mecanismo psicológico alguno. Las personas darán un paso adelante con suma facilidad, una vez eliminada la causa de sus barreras mentales y físicas, y las ciudades se llenarán de bicicletas, es decir, se llenarán de vida.

Explotación de la percepción negativa de la bicicleta

Desde algunos ámbitos se explota esa percepción negativa de la bicicleta (la visión y percepción más mayoritaria en países como España) para vender seguros, acometer normativas de negativas consecuencias para el ciclista con el pretexto de protegerle y hasta para compararlo con la “supuesta seguridad” del automóvil en el caso del publicismo más radical que no mira a quien se lleva por delante con tal de vender coches.

Como indica mi amigo Carlos F. Pardo, “el automóvil se busca como un fin y no como un medio”. Pero claro, una vez que se tiene, se usa. Es por eso que los publicistas de las compañías automovilistas no se empeñan mucho en los sentidos prácticos del automóvil, sino en su imagen como icono y necesidad de tener un coche para ser y existir.

Resumiendo

Tan nefasta es la idea del que ignora las percepciones de los no ciclistas habituales y dice que ir en bicicleta es fácil y posible, sin más, como el que usa esta percepción de inseguridad para propósitos indignos relacionados con el lucro empresarial o legislar en contra de la bici y a favor de los medios de transporte privados contaminantes.